Al menos para mí.
Anoche, mientras hablaba con las sombras, comprendí algo de la que me pasa –había alguien en mí científicamente lúcida-. Yo me preguntaba si todo esto vale la pena, ya que voy a morir muy pronto. La respuesta fue la de siempre: Si alguien te ama no morirás pronto; vivirás muchos años y tu vida crecerá como la higuera de Rilke. Pero la realidad es otra. Nadie me atraviesa como a un escollo, condición de este amor esperado y jamás hallado.
Cada día más fea, más rota, más volátil ¿Nadie que me necesite? Nadie. Vacío insoportablemente ensordecedor.Tristeza infalible. Vulnerable como tortuga recién nacida al mar. Confundida. Tantas preguntas, y ninguna respuesta. Sólo idealización. Sólo utopía. ¡¿Cuándo te dignarás a parar, Camila?! Incorregible.
Alejar todo lo malo de tu corazón y calmar tu llanto espiritual.
¿Pero, cómo?
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