Porque odio esos días poco dinámicos de pueblito apartado en los que no corre viento y el sol raja la tierra; ni un alma en las calles, ni en el parque. Típico de feriado, o de fútbol dominguero.
Aunque también pueden llegar a ser interminables tardes de lectura. Y eso está bueno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario