domingo, 9 de octubre de 2011

Domingable

Crepúsculo de domingo. Las horas me arrastraron con una monotonía brutal. En principio, la palabra 'domingo' es muy fea, no sólo por lo que evoca sino por su sonido, y sobre todo, por lo que no evoca.
Pero aun dentro del domingo, aun comprimida dentro de una palabra muy fea, es preciso hacer lo siguiente:
1. Descalzarse. Meterse en la cama con diligencia y vivacidad como una carta saltando dentro de un sobre. Pasarse la lengua. Cerrarse, estampillarse y partir.
2. A los cinco minutos te devuelven la carta. Anhelo de que sea respondida.
3. Comienza la agonía dominical. Qué hacer. Qué deshacer. ¿Qué libro leer, hypocrite lecteur?

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