jueves, 12 de octubre de 2017

De cuando Wes Anderson escuchó K-pop

Al fin tengo un "cuaderno de notas", uno real. Sí, un cuaderno donde escribo notas. Donde anoto. Donde escribo cosas que surgen así porque sí, sin mucha historia. Sin ningún hilo conductor - sí con fecha (ooops, OCD) Digo al fin, porque siempre tuve todo un issue con lo stationary y en esa área en particular no puedo controlar mi inner consumer. Hasta ahora, este cuadernito ha sido testigo de muchos sucesos y diferentes aventuras psicológicas de este año. Kool. Después de un tiempito (¡mala Cami, mala! Dijiste que no ibas a panchear) lo abro de nuevo para anotar sobre la serie que me acabo de devorar: Hello, my twenties! Plis, plis, plis. Nunca lo hubiese creído siendo coreana. My girly girl floreció nuevamente. Tiene todos los condimentos que me copan y es estéticamente bella. Increíble guión (obviamente que escrito por una colega fémina llamada Park Yeon-seon) Femeneidad. Rosa. Cositas lindas. Amor. Drama. Absurdo. Girly Stuff. Girly Issues. Mucha instrospección, que fue lo que me dio vuelta. Y para nada irritante, posta. Suspension of disbelief mode on porque se merece una chance.

Y además, anotar los sueños muy extraños y vívidos que tuve este último tiempo, con personas reales aunque vagas a mi entorno. Quiero anotarlos para cuando mi terapeuta vuelva de Barcelona los analicemos juntas.


(Como que esa frase sonó muy snob)

Pero sí, otra vez, un rato de suspension of disbelief ayuda a entender muchas cosas.
Que sea mi nuevo mantra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario