sábado, 22 de octubre de 2011

Desaparezco por otra semana

Es increíble como necesito de la gente para saberme.
Su compañía me permite aceptar con alegría mi persona.
¿Qué hubiera pasado si Kierkegaard se hubiese sentido hermoso y seductor?

Su silencio. Ahora sé por qué estoy enamorada. Su silencio es la presencia de las cosas, en vez de su representación imaginaria.

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