Martes, 21 de
febrero del 2012.
Hago una pausa con un chocolate caliente –sí, hace frío-,
y me desprendo de Crónica del pájaro que
da cuerda al mundo.
Es mi primera semana sin Bug. Debo admitir que siento un
gran vacío. Nunca pensé que iba a sucumbir tan fácilmente –y admitirlo- a esta
dependencia física y emocional por él. Una dulce dependencia, debo decir. Su
voz, su aroma, su tacto se convirtieron en parte de mis necesidades físicas
básicas. Y no exagero.
Lo extraño. Tanto. Y sólo pasaron un poco más de seis
horas desde la última vez que lo vi.
Me encabrona venir acá y no poder plasmar todo aquello
retórico que me acecha la mayor parte del día. Puedo estar horas hablando
conmigo misma, y cuando me siento frente a la pantalla ¡puf! todo se va. En fin, ya estoy por la mitad de mi caja de cigarrillos.
De 20. No es poca cosa.
Ah, mi cumpleaños. Fue lindo. Realmente. Pensé que iba a
ser como los demás.. pero no. Y todo se lo debo a Bug. No por hacer algo
especial, sino por estar. Por existir.
Me resulta increíble el hecho de que lo deseé tanto
tiempo –a él- y acá lo tengo. Y como no estoy acostumbrada a conseguir esa
clase de deseo profundo... Y lo amo tanto. Y no me aburre. Él me dice que
también, desde un principio, le gusté, pero que no hacía nada porque yo le
resultaba indiferente (risas) ¡Qué ingenuo!¡Y yo que me creía tan obvia!
Siempre pienso en aquella vez que me invitó a ‘dar una
vuelta’. Y cada vez que me acuerdo una sonrisa se me implanta y comienzo a
llorar. De felicidad, por supuesto. Supongo. ¿Qué otra cosa? Es raro decirlo,
though. Aunque siempre veo aquello como una historia aparte, como otra Camila y
otro Bug. Lo mismo me pasa con filmaciones, y cosas no recientes. Es como
que voy cambiando constantemente, pero a la vez no. Como empapelar una pared
que sufre de humedad: tenés que cambiarle el papel constantemente porque la
humedad está, y lo desgarra. Y con respecto a aquel hecho, siempre que lo
recuerdo, quiero volver. Eso es lo realmente extraño. Quiero revivir ese día,
ese momento, esas sensaciones una y otra vez. No es que sea mejor a las de
ahora, claro. Pero las ganas de hacerlo son inevitables. Concluyo en que no tengo la más pálida idea de por qué. Esto de revolver,
revolver, y terminar en el comienzo me agota.
Vuelvo a pensar en él. Lo extraño tanto que parece que se
me desgarra la piel. Me duele. Me tiembla el pulso.
A veces pienso cuan normal para mi sujeto, para la
esencia de lo que el sujeto <Camila> significaba, es estar en esta
posición. ¿Siempre fui así y nunca tuve la oportunidad ni se dieron las
circunstancias? ¿O es la Camila mutada? ¿Es esto de extrañar y estar mental y
emocionalmente limitada a pensar en él es parte del papel o de la humedad?
Digo, porque estoy en La Plata, comenzando una nueva carrera que me gusta
–supuestamente; mi yo racional dice que sí-, con oportunidad de conocer a gente
nuevo, de independizarme, de ‘vivir’ –con muchas comillas- y estoy como
estancada allí. Allá. Se me presenta la misma pregunta de antes, de siempre:
¿Por qué, si siempre quise alejarme de mi pueblo, de sus malas historias y
cielos, quiero volver? Sí, quiero volver. No por la cuidad física. Sino por lo
que me significa. Ves, <me significa>. ¿Por qué me significa? ¡Si nunca
me significó! Son pocas las personas que añoro. Ya es sabido. Mi familia
–aunque me hagan la vida imposible la mayor parte del tiempo- y Julián. Los
otros son como grageas, mejor si están, pero no son imprescindibles. Es más, lo
de mi familia también me intriga. Siempre me hicieron la vida un toque más...
compleja, por así decirlo. <Imposible> es demasiado y <difícil> muy
concreta. A pesar de eso, me significan <casa>. You know, ‘home sweet home’. Es más puedo estar en cualquier parte
del mundo, con ellos, y sentirme en casa de todas formas. Aunque omití el hecho
de que también, mi casa, como espacio físico, es totalmente extrañable. La
mayoría me diría que es normal, pero es mucho más fuerte de lo que cualquiera
podría llegar a extrañar. L a cocina, los decorados, la ropa tirada, mi
habitación, todo eso. Call me shallow, but those thngs are the things
that matter.
Entonces, me veo estancada en lo que siempre
aborrecí. Y esta actitud, en otra persona, la consideraba de bajeza, de poca
meta, de chatura. Qué loco caer de lleno, de buenas a primeras,
inconscientemente en lo que siempre desprecié.Uf.
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